El Barça se ha convertido en el paraíso de los futbolistas

Llegar a la cima es difícil. Mantenerse, mucho más. Alargar un ciclo triunfal más allá de los seis años es un récord mundial del que el Barça puede presumir con orgullo y satisfacción. No tiene precedentes y todo parece indicar que se han sentado las bases para que continúe. El Barça ahora mismo juega con ventaja. No necesita salir al mercado en busca de cracks, tiene a los mejores. Y contentos. Nadie se los puede quitar por la sencilla razón de que no se quieren marchar. Aquí viven en el paraíso. Desde Messi a Neymar pasando por Suárez y Rakitic, todos se muestran encantados del club, de la ciudad y de todo lo que conlleva, un clima excepcional, una gastronomía exquisita y una calidad de vida como no habían conocido antes. Y los de la cantera, ya no digamos. Triunfar en tu propia casa es lo más grande. Las duras experiencias de Cesc y Pedro en Inglaterrra o de Thiago y Bartra en Alemania dan la razón a los que no se quieren ir del Camp Nou.

A nadie le pueda sorprender que todos renueven encantados. Mascherano lo hará la próxima semana convencido de que aquí su familia ha encontrado la felicidad. Iniesta colgará las botas en el Camp Nou cuando él quiera. Messi es el hombre que ha rechazado más ofertas del mundo. Neymar sabe que está en el club que le llevará a ser el nº 1. Suárez ha visto cumplido su sueño, jugar con los mejores y en el club que siempre soñó. Para Piqué el Camp Nou es su segunda casa, territorio amigo, el punto de partida de una carrera empresarial que va más allá del fútbol.
Todos estos factores suman sinergias positivas en el vestuario. Jugar en el Barça es como trabajar en Apple. Un premio, un placer, una experiencia maravillosa. Y esta realidad se hace extensiva al cuerpo técnico. Luis Enrique tiene en su mano dos cartas que envidian los entrenadores, libertad de acción y todos los medios a su alcance. Ni City, ni PSG, ni Bayern. El Barça se ha convertido en el paraíso del fútbol.

MI VERDAD

J.Mª Casanovas