quarta-feira, 7 de setembro de 2016

Una goleada en el partido “bisagra” con un trabajo perfecto de todo el equipo dejó a Uruguay en el umbral de Rusia 2018…

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Escribe Atilio Garrido
Realizando la mejor exhibición de conjunto de mucho tiempo a esta parte, Uruguay alcanzó un triunfo claro y contundente, en el partido más importante que disputó en las eliminatorias que transcurren. En las consideraciones previas, por su importancia definí este enfrentamiento con la característica de “bisagra”. En función de ese concepto sostuve la importancia de que concluyera la brega rescatando puntos. Una unidad permitía a los celestes avanzar hacia el objetivo de la clasificación por sus propios medios, abandonando la tradición del “matemáticamente tenemos chance”. La victoria resultaba rondar la perfección sin importar la definición de los otros partidos de la octava jornada de las eliminatorias. Para lograr esos objetivos apunté la necesidad de mantener mucha atención en el trabajo defensivo, repitiendo los planteamientos expuestos de local ante Chile y Colombia.
Entre lo positivo del nuevo triunfo celeste en el estadio Centenario debe destacarse la recuperación de la invencibilidad dentro del Monumento del Fútbol Mundial. Eso no ocurría desde las eliminatorias de 1965 y es de desear, que esta virtud logre mantenerse en los cinco partidos de local que le resta disputar ante Venezuela, Ecuador, Argentina, Brasil y Bolivia.
Otro aspecto valioso, a raíz del empate de Argentina en Mérida, radica en el retorno al primer lugar de la tabla de posiciones de la competencia. No significa nada, en realidad, porque el objetivo es la clasificación. Pero liderar el fútbol sudamericano en la cancha es un elemento valioso para la dirigencia de nuestro país en su contacto con los pares continentales.
La gran conclusión positiva del triunfo por goleada, una vez concretada la misma, surge de la forma en que se consiguió. Sin miedos, atacando desde el primer minuto, fijando como zona de recuperación de la pelota la cancha del adversario, agregando una contundencia excepcional. Ese tres a cero de la etapa inicial llevó a las tribunas una tranquilidad y la plena seguridad en la victoria que se conseguiría, que los hinchas –y sin duda todos los televidentes uruguayos en el mundo entero- disfrutaron sin temores del resto del partido, divirtiéndose con cada incidencia, anhelando que las conquistas continuaran llegando.
Alcanzando la máxima tan difícil de conseguir –ganar, golear y gustar- los celestes se llevaron tres puntos de oro, conquistando en el partido “bisagra” el triunfo que lo ubica en la ruta que lleva al umbral de la clasificación para Rusia 2018 que, puede darse por descontada. Si tenemos en cuenta que con 28 puntos el pasaje a la ex Unión Soviética es seguro, restando 30 unidades por disputarse, de los cuales nueve son ante Venezuela de local y visitante y frente a Bolivia en el cierre, algo muy raro tendría que ocurrir para que Uruguay no concretara el objetivo de participar en su tercer mundial consecutivo en el siglo XXI.

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