segunda-feira, 2 de março de 2015

REAL MADRID




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LIGA BBVA

Real Madrid 1 - Villarreal 1

'Lo siento si no lo entienden'

  • Ancelotti pide disculpas tras llevarse una potente pitada por cambiar a Isco en el tramo final

  • 'Lo hice para dar más equilibrio', argumenta el italiano

  • El Bernabéu se vaciaba anoche mascullando frustración y sin entender muy bien el frenazo de su equipo, que mereció ganar al final tras no merecerlo durante la mayor parte del encuentro. Sacudidas de la Liga, que muerde a todos. Al Barça la semana pasada, contra el Málaga, y al Madrid ésta. El único rato alegre de la noche fue la aparición de la sección de baloncesto, invitados a celebrar su triunfo en la Copa del Rey el domingo anterior. Se llevaron un aplauso sentido los chicos de Laso, sobre todo Markus Slaughter, fervoroso hincha del equipo de fútbol. Lo disfrutó el americano, con ganas de quedarse en el banquillo de Ancelotti por si hacía falta para rematar un córner. Luego se le echó de menos, porque no hubo manera de doblar al buen Villarreal. La victoria del Barça el sábado y el empate del Atlético un rato antes eran las mejores baterías para el grupo deAncelotti, por momentos desarbolado por las líneas prietas, la velocidad y el descaro del Villarreal. El arranque blanco fue un horror. "Hemos jugado demasiado lento en la primera parte, abusando de los centros laterales", explicaba Ancelotti con la cara triste de los malos días de oficina.
    Cristiano suavizó las angustias del Bernabéu en el comienzo de la segunda parte. Agarrón claro y penalti para colocar una cifra redonda en su casillero: 30 goles. Es el primero en la historia de las ligas europeas que llega a esta cifra en cinco temporadas consecutivas. Su tanto fue un alivio sólo pasajero. "En la segunda parte cambió el ritmo pero no fuimos efectivos arriba. Tuvimos oportunidades", recordaba el técnico italiano, que tenía marcados los tres puntos en la agenda para entrar en marzo con poderío. Llega el mes con dos salidas ligueras peligrosas, primero el sábado próximo a San Mamés y el día 22 el Clásico en el Camp Nou.
    Ningún empate habían cosechado los blancos en todo el campeonato. Las malas sensaciones se aliñaban con la falta de acierto de Cristiano, encelado en el portero en un par de disparos a bocajarro y sin fortuna en un remate de cabeza espectacular queAsenjo despejó. Los cambios no aportaron mucho pero sí provocaron que Ancelotti se llevara una de las mayores pitadas de Chamartín, incrédulo cuando, necesitando un gol, cambió a Isco porIllarramendi. El chaparrón lo aguantó estoico fuera del banquillo. Se la jugó el italiano para tratar de poner orden en el centro del campo, donde el Villarreal robaba y salía sin mirar atrás. "Un entrenador hace cambios por el bien del equipo. Si la afición no lo entiende, lo siento. Lo hice para dar más equilibrio al equipo", justificó después. La grada se quedó vitoreando al malagueño, a pesar de su pobre partido. Como el del resto.
    La impotencia atrapó a todo el estadio, amargado porque el liderato queda ahora sujeto con tan sólo dos puntos por encima del Barça, a tres semanas de acudir al Camp Nou. "Repito: la Liga se va a decidir en el último partido. Tenemos dos puntos de ventaja, que no es nada, pero hay que pelear por conservarlos", recordó el técnico. Pepe al final piropeaba al rival y trataba de limpiar la mesa. "Seguimos líderes. La Liga es muy larga. Hay que trabajar mucho para ganarla", reconoció el defensa portugués. "Son un equipo muy bien organizado", dedicó el defensa al Villarreal, cuyo entrenador,Marcelino, se mostró molesto ante quien dudaba de la actitud que iban a traer a Madrid. Se fue avisando al Barça, al que deben remontar el miércoles un 3-1 en la ida de la semifinal copera: "Saldremos a cañón".

LIGA BBVA

Sevilla 0 - Atlético de Madrid 0

Misión de resistencia cumplida

  • El Sevilla no puede hincarle el diente (0-0) a un Atlético mediocre y arrugado, que apenas si se permitió la alegría de Torres en el Pizjuán

  • No está bien el Atlético. En el Pizjuán anduvo mal, tirando a peor. Fue un equipo acomplejado, arrugadito, sin mayor sentido de la aventura. Fue un equipo que pudo ganar, con esa virtud asalvajada de grupo ultracompetitivo con la que lucha por no caerse en la Liga y en Europa en un momento realmente bajo de su temporada. A tal consciencia corresponde el traje que portó en Sevilla, el mismo deLeverkusen, muy poco elegante, muy lleno de grasa. Un traje que se diría poco adecuado para todo un campeón de Liga. Pero se trataba de resistir y resistió el Atlético en Nervión, donde descolgó al Sevilla en la persecución de su plaza de Champions. Si ése era el objetivo, como proclamaba el Cholo, pudieron irse contentos. [Narración y estadísticas (0-0)]
    La sensaciones, sin embargo, no arrojaron grandes presagios para el Atlético, que nunca aceptó la batalla de cara frente al Sevilla, le jugó como un menor y se salvó por la escasa finura de los de Emery en las orillas de Moyá. Tomó todas las precauciones posibles y por haber Simeone ante un adversario que venía de aplacar el huracán de Mönchengladbach, visiblemente intimidado, y perdió la ocasión de aprovechar la verbena de defensa que plantó Emery. Solamente con la entrada de Fernando Torres pareció darse una alegría el Atlético, agradeciendo la caricatura de central en que ha decaído Arribas. Fue poco. Y no hubo más.
    Entró recogido el Atlético al Pizjuán sin delantero centro, con Gabi y Raúl García en los costados, y Arda y Griezmann buscándose la vida cual náufragos. El francés dispuso del único disparo a palos de los rojiblancos en todo el primer tiempo, tras una pérdida deKrychowiak y un placaje del tembloroso Arribas. La acción dejó la sospecha de que el Atlético no necesitaría jugar para poder llevarse los puntos, ante la dadivosa zaga blanca. Y tal vez eso le decidió todavía más a no hacerlo, jugar, dedicado en montonera a un férreo ejercicio de resistencia en 30 metros ante Moyá.
    Claudicó el Atlético ante la batuta de Banega, un jugador redivivo. Una excelente noticia para el fútbol. Toda la geometría del partido estuvo en los pies del argentino, que lideró la acometida de un Sevilla bravo, bien abierto con Aleix y Vitolo, con la amenaza de las llegadas ciclónicas de Iborra y el acabamiento de un Bacca especialmente motivado, justamente ante el equipo donde más insistentemente le sitúan los rumores para la próxima temporada. No tuvo fortuna, sin embargo, el colombiano con el estoque. Como no la tuvo Iborra en el remate más claro que tendría el Sevilla, servido por Banega, y que acabaría repeliendo el poste de Moyá.
    No se soltó el pelo tampoco el Atlético en el segundo tiempo, cuando la frustración, las piernas y los complejos comenzaron también a pesarle al Sevilla. Pero al menos soltó a Fernando Torres, cuyas cabalgadas llevaron el pánico al Pizjuán. Fue listo el Niño, avistando la zona muerta del Sevilla entre Coke y Arribas. Allí despachó sus carreras, que le llevaron por dos veces a ponerse frente a Sergio Rico. Una la tiró fuera y otra se la puso demasiado atrás a Griezmann. Ante la inminencia de un destrozo mayor, Emery se vio obligado a quitar a sus dos defensas, que salieron hechos añicos. Señaló el entrenador a sus chicos, pero la cosa sirvió para acorralar a Torres, la única alegría que se permitió el Atlético, mediocre pero satisfecho con su misión de resistencia en Nervión.

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