La feísima entrada y el golazo del mediapunta del Athletic condicionaron el encuentro en Riazor
La pizarra es una roca frágil, material sensible en pies de un tipo como Raúl García, capaz de cargarse en dos patadas todo lo dibujado con paciencia por Gaizka Garitano en un par de semanas. El mediapunta es una joya de compañero y un personaje insufrible como adversario. Antes de poner a los suyos en ventaja con un zapatazo directo a la escuadra, apagó el ímpetu rival con una durísima entrada en tierra de nadie. Joselu tuvo que retirarse del césped a los 23 minutos y con él se llevó un plan que tenía buena pinta.
Dos en punta
La opción del juego directo. Mientras los coruñeses mantuvieron un 7 sobre el campo, al conjunto de Valverde se le atragantó su punto fuerte. El Deportivo alternó el toque en zona improductiva con el juego directo, y la movilidad de su pareja de puntas sacó varias veces del área de confort a los centrales del Athletic. Unos pasos hacia arriba mermaba la efectividad de la zaga bilbaína y aparecían espacios sin dueño para que los ocuparan los extremos de casa. Cada envío que Joselu acertaba a prolongar iba minando al adversario.
Extremos a pie cambiado
Profundidad de los laterales. Carles Gil y Fayçal se alistaron a pie cambiado para poder pisar área con más facilidad y dejar de paso vía libre a las incursiones de Juanfran y Luisinho. Durante el primer tiempo, el costado más activo fue el derecho, con el lateral madrileño poniendo centros malintencionados o combinando hacia el interior para romper líneas. Tras el descanso, cuando Raúl García había dejado ya su huella, la acción se mudó a la izquierda y fue el carrilero portugués el más revoltoso entre los hombre de banda.
Multitud al remate
Alternativas en boca de gol. Con Joselu junto a Andone se dispararon también las posibilidades de encontrar rematador en cada envío. Después de dos partidos en los que las incidencias en el área rival habían sido mínimas, Kepa y sus escoltas se vieron ayer atosigados por una multitud a la que Borges se sumó con frecuencia. La otra gran novedad en el once del Deportivo incrementó además el poderío local en las acciones a balón parado y en las disputas por cada balón dividido.
Dominio en la medular
El Athletic no quiso jugar. Quiso Garitano buscar una alternativa a Guilherme, bastante gris hasta la fecha, y la encontró en el tico, que no acusó el trajín de sus partidos con la selección entre semana. Fue él quien movió al equipo, disimulando la discreta actuación de Mosquera. Impuso el Dépor su doble pivote al de un Athletic más interesado en destruir que en crear nada.
Cambios obligados
Los nuevos, muy activos.Triunfó el interés aniquilador del grupo de Valverde, entre otras cosas porque la propuesta y la capacidad de reacción blanquiazul se vieron mermadas por tanto cambio obligado. Los coruñeses perdieron profundidad sin Joselu, pero Borja Valle y Marlos mantuvieron el bullicio ofensivo. Muchas sensaciones de las buenas que sin embargo no bastaron ante esa sólida sociedad formada por Raúl García y el trencilla.
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