Iniesta, un jugador ideológico

Ernest Folch

Una de las imágenes de esta Eurocopa es el abrazo de Iniesta a Arda Turan después de que España pasara por encima de Turquía. Se ve a un Arda abatido, consciente de su pésimo momento de forma, abrazado por un Andrés sereno y cercano. La instantánea, más que una fotografía, parece una pintura que encara a dos jugadores hoy a las antípodas el uno del otro: uno en su apogeo, el otro en plena y angustiante cuesta abajo. La imagen sirve para volver a comprobar que Iniesta, en la cima, es exactamente igual que siempre, con su humildad intacta y su tranquilidad pasmosa. El fútbol es un deporte misterioso en el que algunos jugadores son redescubiertos varias veces a lo largo de su carrera. Parece que ahora le ha tocado a Iniesta ser el epicentro de una de estas fiebres periodísticas: en España y en media Europa se dedican ahora infinitas páginas al jugador manchego, algo muy merecido tras sus dos partidazos consecutivos con La Roja pero a la vez sorprendente, puesto que no ha hecho nada que no hubiera hecho esta temporada varias veces con el Barça. Más allá de esta moda, lo cierto es que Iniesta está en un momento de forma espectacular, pero la fascinación que provoca no sólo tiene que ver con su juego sino sobretodo con lo que representa. Porque Andrés, en la selección y en el Barça, es un jugador eminentemente ideológico, que no sólo se dedica a jugar bien sino que además promueve la defensa, implícita o explícita, de un estilo de juego. El modelo conocido como tiki-taka, que no es nada más que un eufemismo para referirse al fútbol del Barça, sería imposible de entender sin Iniesta, su embajador más notable dentro y fuera del terreno de juego. En una entrevista exclusiva a Sport, Iniesta advierte hoy que “el modelo nunca estará en peligro mientras el club lo tenga claro” y se muestra optimista con el trabajo en La Masia: “la cantera del Barça es pionera y seguirán saliendo talentos.” Cierto, el fútbol mundial se rinde hoy a Iniesta con toda la razón, pero no olvidemos que no sólo le admira a él, sino también a todo lo que representa.

Andrés Iniesta lo bordó contra Turquía