La entrada de Iniesta y Sergi Roberto ayudará al equipo a ganar peso específico en el control y en el juego combinativo
No debía ser nada fácil para Luis Enrique alinear un once sin Andrés Iniesta, el jugador más clarividente en el mediocampo. Si además a esa importante baja se le añadía la del jugador más en forma en este inicio de temporada, Sergi Roberto, la situación debía ser lo más parecido a un laberinto sin salida, y más aún teniendo en cuenta que otro de los jugadores llamados a ser la gran revelación, Rafinha, se te lesionaba de gravedad a las primeras de cambio, obligando a apretar las clavijas a tus otros centrocampistas, léase Sergio Busquets y Rakitic, porque para colmo de desgracias el turco Arda Turan y el ex sevillista Aleix Vidal aún tienen que esperar hasta el 4 de enero para poder ayudar al equipo por culpa de una sanción de la FIFA que arrastra el Barcelona desde hace un año.
Este ha sido el panorama del Barcelona en los últimos partidos y aún así ha sacado los resultados adelante: comparte liderato en la Liga con el Real Madrid y líder en su grupo de la Champions.
Hablar o discutir ahora mismo del juego parece una broma de mal gusto porque el Barcelona juega con la soga en el cuello desde hace varias semanas, sobreviviendo no solo a todas estas ausencias sino soportando una auténtica travesía del desierto al no contar desde hace ya más de un mes con Leo Messi, el mejor jugador de la historia del fútbol, por culpa de una lesión en la rodilla.
En el partido ante el Getafe además hay que sumar un nuevo obstáculo a la hoja de ruta de Luis Enrique –y no nos referimos a la enésima lesión de Douglas, que jugó lesionado el partido de Copa desde el minuto 3– sino a la sanción de dos partidos del argentino Javier Mascherano tras menospreciar al árbitro y ser expulsado en la última jornada ante el Eibar. El Jefecito no estará en Getafe ni ante el Villarreal, pero al menos podrá estar el 21 de noviembre en el Santiago Bernabéu si el virus FIFA no deja secuelas.
De todas las plagas que han ido asolando en este inicio de temporada al Barcelona, en forma de lesiones y sanciones, se han librado más bien pocos jugadores. El único superviviente destacado es Luis Suárez, que es a día de hoy el jugador más utilizado por Luis Enrique.
No hay duda de que el regreso de Iniesta y Sergi Roberto despeja muchas de las dudas que podía tener el técnico asturiano a la hora de sacar hoy un once en el Colisero Alfonso Pérez. Todo apunta que Sergio Busquets recuperará su posición de pivote defensivo tras varios partidos jugando como interior izquierdo. Quien podría tener un descanso es el croata Rakitic quien en principio estaba llamado a tomarse un respiro la semana pasada ante el BATE Borisov, pero la inoportuna lesión de Sergi Roberto le obligó a salir en el minuto 15, frustrando su ansiado y necesario paréntesis.
La recuperación de Iniesta, tras lesionarse el bíceps femoral de la pierna derecha ante el Bayer Leverkusen el pasado 29 de septiembre, es una de las grandes noticias de la semana. Su regreso podría haberse producido ya una semana antes, frente al Eibar en el Camp Nou, pero el propio jugador, tras ser consultado por Luis Enrique el mismo día del partido, prefirió esperar una semana más para sentirse al cien por cien.
La lesión de Sergi Roberto fue mucho menos trascendente, quedándose en un pequeña molestia en el abductor, de la que se ha recuperado en diez días. Hay que recordar que el canterano se ha convertido en la gran revelación de este inicio de temporada, rozando la perfección en todas sus apariciones, ya sean como lateral derecho –reemplazando la ausencia de Dani Alves durante su periodo de lesión– como de interior, en teoría, su posición más natural.
Con el regreso de estos dos jugadores el equipo recupera buena parte de su imagen. Al menos volverá a tener el piloto automático a la hora de la fluidez en el juego y aportarán consistencia en la medular. Evidentemente aún estará cojo, a la espera del regreso de Leo Messi –todos los plazos siguen marcados para que sea contra el Real Madrid el próximo 21 de noviembre–, pero a nadie se le escapa que tanto Iniesta como Sergi Roberto son una tabla de salvación importante para el equipo, y más ahora que está sobreviviendo a todos los embates del calendario a base de sacrificio, esfuerzo y, todo hay que decirlo, Neymar, que ha sabido coger los galones en los últimos partidos y ponerse la piel de Messi.
El Barcelona ha de afrontar todavía como mínimo tres partidos más sin Leo. El balance hasta ahora sin el argentino ha sido cuatro victorias, un empate y una derrota. Si nos guiamos solo por los resultados es evidente que el equipo ha sabido dar la cara en estos momentos tan complicados, pero si se entra a valorar exclusivamente el juego del equipo, aquí entonces no hay argumento sólido que aguante durante muchos minutos. El juego del Barcelona es ahora mismo una sombra de lo que fue, pero como ya se ha comentado, discutir ahora mismo porque el equipo no juega bien ni gana con facilidad es simplemente una entelequia.
En todo caso, cono Iniesta y Sergi Roberto todo es mucho más fácil, y con Neymar como líder, con Luis Suárez marcando goles y con Sergio Busquets salvando los muebles, suponemos que Luis Enrique debe respirar más aliviado. Aunque no podrá descansar hasta que tenga a Leo en el campo.
Iniesta, magia azulgrana para Getafe
- Recibe el alta con Sergi Roberto y apunta a titular en el Coliseum (20,30 h.) para que el Barça mantenga el pulso con el Madrid de cara al Clásico
Por fin pequeñas luces al final del oscuro túnel. Salvo contratiempo inesperado, Luis Enrique comenzará hoy a recuperar futbolistas. Tras perder a Mascherano por una concha de más, en la lista para viajar a Getafe regresan Iniesta y Sergi Roberto, dando oxígeno a una línea media en la que, de hecho, Busquets y Rakitic ya han tenido una semana de descanso. Los dos necesitan restringir sus minutos de competición, así que las dos novedades de la semana tendrán protagonismo en el Coliseum Alfonso Pérez. Un pequeño respiro, pues, para el técnico en un desplazamiento siempre incómodo como el de Getafe. La jornada no es, a priori, propicia para el conjunto barcelonista, que afronta una nueva etapa de supervivencia en su periplo por una fase de la temporada especialmente difícil.
Es la penúltima estación liguera antes de un nuevo parón FIFA, antesala de la visita al Bernabéu. Al Barça le quedan dos partidos difíciles antes de ese descanso, que en realidad no lo es para los internacionales azulgrana. Primero Getafe y después la visita del Villarreal, con la del BATE Borisov al Camp Nou en Champions entre ambos compromisos ligueros. Dos huesos duros de roer ante los cuales tener a un futbolista tan importante como Iniesta puede ser fundamental, mientras el vestuario espera la vuelta de Messi.
El Barça saldrá al Coliseum Alfonso Pérez conociendo el resultado obtenido por el Madrid frente al Las Palmas, presumiblemente un triunfo que obligará a los de Luis Enrique a no fallar, una semana más, para mantener el ritmo madridista en la Liga.
Magia imprescindible
Al final, mientras Messi se recupera y llega el mes de enero, con la frescura que deben aportar Aleix y Arda, se trata de sobrevivir y de sacar el máximo rendimiento a la magia de Iniesta. Para el conjunto barcelonista, el centrocampista manchego tiene una importancia capital, tanto desde el punto de vista de dar un control al centro del campo que se ha echado de menos en los últimos partidos como de cara al desequilibrio, para acompañar a Neymar, cuyo óptimo estado de forma está siendo la garantía de magia en ausencia del lesionado Messi.
Superando el obstáculo de Getafe, donde, como el propio Luis Enrique recordó ayer, al Barça no le ha ido nada bien en los últimos años, el conjunto barcelonista dependerá del Camp Nou para llegar como mínimo en igualdad de condiciones al Clásico del día 21 de noviembre. Es el último desplazamiento antes de recibir al Villarreal, otro escollo complicado pero que al menos el Barça afrontará en casa.
Tras las derrotas en Vigo y Sevilla, el Barça busca también romper una pequeña mala racha a domicilio en la Liga. Un tercer partido consecutivo perdiendo podría dejar al equipo ‘tocado’ en la confianza, además de ponerlo en desventaja de cara al Clásico.
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