El conjunto vitoriano logró una sorprendente y meritoria victoria en el Camp Nou gracias al espíritu de equipo al que Pellegrino apeló en los días previos al partido
Quería soñar Mauricio Pellegrino y buscar lo imposible en el Camp Nou. Quería el entrenador del Deportivo Alavés emplear la fuerza del colectivo y competir. "Competir con humildad e ilusión", repitió en la rueda de prensa previa al partido. Soñó este sábado el Alavés y logró lo imposible: ganar al Barcelona.
Fue desde el principio una declaración de intenciones la línea de cinco defensores que estableció Pellegrino en terreno blaugrana. Una zaga sólida y un dibujo tácticamente perfecto con el brasileño Deyverson como islote ofensivo y única referencia en ataque. Una excelsa tela de araña donde los rivales caían hasta quedar sin ideas.
El Barcelona fue incapaz en la primera mitad de romper líneas y se fue a los vestuarios sin disparar a puerta. Desconocido el equipo de Luis Enrique, entró tarde en el partido. Para entonces el Alavés sorprendía y ganaba en el coliseo barcelonés.
Resulta complicado destacar a un solo jugador sobre el bloque en el conjunto vitoriano. Precisamente bajo esa premisa trabaja Pellegrino y así lo recordó ante la lluvia de elogios que recibió Marcos Llorente en las primeras fechas. Fue un ejercicio de orgullo, esfuerzo y sacrificio en todas las líneas, desde Pacheco hasta Deyverson, autor del primer gol.
De la nada se encontró Jeremy Mathieu, que regresaba al once tras superar una lesión, con el tanto del empate. El francés aprovechó un servicio desde la esquina para superar al portero del Deportivo Alavés, algo que no pudo repetir dos minutos más tarde en una acción grotesca, una ocasión que parecía imposible de fallar.
El cuadro visitante siguió tirando de oficio mientras Luis Enrique repetía miradas al banquillo y llamadas a sus suplentes. Así hizo el técnico asturiano ingresar en el terreno de juego a la caballería: Leo Messi, Andrés Iniesta y Luis Suárez, uno detrás de otro. La caballería al completo buscaba un rescate in-extremis.
Fue el rescate una opción que nunca llegó. Ibai se destapó como el más listo de la clase y en un nuevo error de Mascherano, superado en todas las facetas este sábado, se llevó el balón a trompicones y acabó batiendo de disparo raso al debutante Jasper Cillessen. Era un día para soñar y el Alavés lo hizo para conquistar una victoria imposible, la segunda de su historia en el Camp Nou. Ya habrá tiempo para despertar.
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