Leo quiere ayudar al equipo y estar en el Bernabéu, pero el precio que acabaría pagando podría ser demasiado caro, porque en el club son conscientes de que si finalmente juega, aunque sea en la segunda parte, existiría un riesgo real de recaída
Que Leo Messi está como loco por jugar el clásico lo sabe todo el mundo. Su ambición, profesionalidad y ansias por ayudar al equipo son suficientes motivaciones para el crack argentino. Pero esta generosidad del delantero tiene también un lado oscuro que podría acabar explotando en sus manos. Y es que para llegar al clásico del 21 de noviembre ha de asumir riesgos. Muchos o pocos, pero riesgos al fin y al cabo, contraviniendo totalmente a la premisa prioritaria de riesgo cero con la que se afrontó desde el primer día su recuperación.
Ahora mismo todas las posibilidades están abiertas. La que contempla Leo es recibir el alta el viernes 20 de noviembre y entrar en la convocatoria para viajar a Madrid. De hecho, si por él fuera estaría dispuesto a salir en el once titular. Un escenario que pondría los pelos de punta a más de una persona dentro del club porque sería asumir un riesgo elevado de recaída tal como ya han reconocido personas que han estado al tanto de la recuperación del jugador. La posibilidad de que salga en la segunda parte tampoco le salva del riesgo, porque para un jugador con su explosividad y cambio de ritmos, las variables de recaídas son siempre más altas que otro tipo de jugador. Es cierto que Leo ya está acostumbrado a asumir este tipo de responsabilidades –ya lo hizo en los cuartos de final de la Champions del 2013 ayudando al equipo a superar la eliminatoria ante el PSG pese a estar aún recuperándose de una rotura en el bíceps femoral–, pero este tipo de situaciones en principio parecían aparcadas en el baúl de los recuerdos.
cambio de planes De hecho, desde el primer día en la recuperación de Leo se había insistido que el jugador había madurado y que tenía muy claro que no valía la pena asumir riesgos, por lo que en ningún caso regresaría a los terrenos de juego sin estar al cien por cien. Sin embargo, Messi cada día que recorta del calendario, más ganas tiene de estar ahí, de no perdérselo por nada del mundo, de ayudar al equipo sí o sí. Un gesto que hay que aplaudirle porque hay muy pocos cracks con esta capacidad de sacrificio, pero también que se asume con cierta preocupación dentro del club porque podría acabar teniendo secuelas innecesarias.
El escenario ideal que manejaban desde el club tras confirmarse que la recuperación no iban con los plazos asignados –hay que recordar que el club envió un comunicado en el que pronosticaba entre siete a ocho semanas de baja- era que jugara unos minutos en el partido de vuelta de Copa ante el Villanovense, un partido a priori poco exigente, para después salir en el once ante el Valencia en Mestalla. Messi tendría así una semana más para acabar de entrenarse con el grupo y llegar al cien por cien y con el ritmo necesario. Si al final reaparece en el clásico no hay duda de que se estaría asumiendo un riesgo, sobre todo pensando que habría realizado poco más de dos entrenamientos con el grupo en el mejor de los casos, pocos para llegar al cien por cien a un partido de la exigencia del Real Madrid.
El escenario ideal que manejaban desde el club tras confirmarse que la recuperación no iban con los plazos asignados –hay que recordar que el club envió un comunicado en el que pronosticaba entre siete a ocho semanas de baja- era que jugara unos minutos en el partido de vuelta de Copa ante el Villanovense, un partido a priori poco exigente, para después salir en el once ante el Valencia en Mestalla. Messi tendría así una semana más para acabar de entrenarse con el grupo y llegar al cien por cien y con el ritmo necesario. Si al final reaparece en el clásico no hay duda de que se estaría asumiendo un riesgo, sobre todo pensando que habría realizado poco más de dos entrenamientos con el grupo en el mejor de los casos, pocos para llegar al cien por cien a un partido de la exigencia del Real Madrid.
REAL MADRID
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