Tras un flojo comienzo, el Millo venció 3-0 a Tigres y conquistó la Copa Libertadores de América con goles de Alario, Sánchez -de penal- y Funes Mori.
River se sacó la espina y volvió a la cima de América después de 19 años. Luego de un comienzo con algunas dudas y una leve superioridad de Tigres, el Millonario se impuso con autoridad con goles de Alario, Sánchez -de penal- y Funes Mori.
River salió con todo a intentar marcar el ritmo del partido, a plantar bandera, a tomar las riendas con mucho ímpetu. Tanto ímpetu le puso el Millo que abusó de la pierna fuerte y se pasó de revoluciones en el comienzo: Ponzio atendió a Aquino y Alario sacudió a Pizarro. En Tigres, Jiménez no quiso ser menos y levantó por el aire a Vangioni.
Se jugó poco, les costaba ser claros y profundos. Sobis tuvo una buena chance antes de los 15 y no pudo controlar la pelota en la puerta del área cuando se iba mano a mano con Barovero. El equipo mexicano fue superior y más productivo en sus avances, pero no supo resolverlos en los metros finales. Damm, por caso, llegó hasta el fondo por derecha, amagó una y otra vez y tocó atrás… a nadie. Gignac la tocaba poco, pero siempre con intervenciones positivas.
River, con tenencia y circulación, obligó a Tigres a cortar con reiteradas infracciones y así fueron amonestados Jiménez, Juninho, Gignac y Rivas.
La lluvia torrencial hizo aún más pobre el partido y los centros se volvieron una tentación. Fue Vangioni el que armó un jugadón por izquierda –con caño incluido- y le puso un centro venenoso a Alario, letal para anticipar de palomita y anotar el 1-0.
Le costó reaccionar a Tigres. Fue incapaz de rebelarse, al igual que en la ida en Monterrey. El negocio estaba por la derecha con Damm, pero los peligrosos desbordes del ex-Pachuca se diluían por malas definiciones; la más clara, el cabezazo a destiempo de Aquino.
Y Aquino, que no había podido jugar la ida y era una de las cartas más valiosas de este equipo, sepultó las ilusiones de Tigres haciéndole un inocente a Sánchez que el mismo uruguayo cambió por el 2-0. Con el conjunto azteca ya derrumbado, Funes Mori se elevó más alto que todos y selló la historia con un frentazo tras córner de Pisculichi.
River volvió a lo más alto y la mente ya vuela a Japón. Que se vengan la Suruga Bank, el Barcelona de Messi y más y más copas.
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