1.- El Atlético de Madrid planteó el partido de la forma que más daño le podía hacer al Real Madrid: obligándole a ser un embudo por dentro y ofreciéndole los costados, la zona por la que menos daño le podía hacer hoy el conjunto blanco. El Atlético nunca estuvo incómodo en el partido; no hizo un juego brillante, pero sí fue un equipo reconocible bajo parámetros de solidez y, además, efectivo. Le bastó con un buen gol de Griezmann al comienzo del segundo tiempo para terminar llevándose los tres puntos.
2.- Zinedine Zidane mantuvo su 4-3-3 habitual en lugar de optar por un centrocampista más para igualar la batalla numérica en la zona ancha que le propuso el Cholo Simeone. Modric e Isco como interiores, Kroos en el mediocentro. Los tres no fueron oposición para la propuesta de cuatro centrocampistas puros del Atlético. De derecha a izquierda, Saúl, Gabi, Augusto y Koke maniataron a los tres medios del Madrid y aislaron del juego a James, Benzema y Cristiano, devorando metros y metros con una constancia ejemplar. Mención especial para Augusto Fernández, que hizo un gran partido sin balón, robando muchos, con él, no perdiéndolo nunca.
3.- El Madrid fue un equipo estrecho y carente de profundidad. Sin Bale, con James muy lento y con un Cristiano que ya no es aquel jugador que atacaba los espacios superando a cualquier rival, Juanfran y Filipe Luis no se veían nunca rebasados. Ambos pusieron una verja en sus respectivos latifundios y con el paso de los minutos fueron incorporándose más al ataque. Lo que le faltó al Atlético en el primer tiempo fue un poco más de mordiente ofensiva. Tácticamente era superior, no sufría nada.
4.- Keylor Navas y Jan Oblak, con una gran parada cada uno, mantuvieron sus porterías a cero, resultado con el que se llegó al descanso. Borja Mayoral entró por Benzema de inicio en la segunda parte. El Madrid fue verticalizando cada vez más su propuesta en la segunda parte. Entró Lucas Vázquez por James y finalmente Jesé por Isco. Tener muchos jugadores de ataque no garantiza llegar más y mejor a la portería rival. Cuantos más jugadores de ataque alineó Zidane, peor jugó su equipo.
5.- Sin Marcelo y Benzema, el Madrid pierde creatividad y asociación. En la segunda parte, Danilo, lateral izquierdo, y Jesé realizaron conducciones de más de 20 metros. Así es muy difícil atacar y que el equipo se asiente en campo contrario. El Madrid se partió dibujando sobre el campo un 4-2-4 con Kroos y Modric a la deriva sin un tronco de madera al que agarrarse en medio del océano.
6.- El Atlético fue poco a poco desplegándose en ataque. Juanfran y Filipe tenían más vuelo y Fernando Torres corría detrás de pelotas imposibles arriba. Cuando las alcanzó fue capaz de aguantar el balón y permitir que su equipo saliese desde atrás y se instalase en campo contrario. En el minuto 53, el Atlético armó una jugada de ataque en la que el Madrid replegó a cámara lenta. Griezmann y Filipe Luis se asociaron con un tuya-mía fantástico que el francés culminó con un buen disparo raso batiendo a Keylor Navas.
7.- El Atlético ya tenía su escenario favorito, un gol de ventaja en el marcador y la posibilidad de juntar líneas y conseguir que el Madrid se diese una y otra vez de bruces contra un muro. Giménez estuvo inexpugnable al corte y Godín en los balones aéreos. Solo en una ocasión se despistaron: el remate de cabeza de Cristiano, tras un buen centro de Carvajal, que se marchó a las manos de Oblak. El Madrid atacaba con ansiedad, el Atlético sufría poco y manejaba el partido a su antojo.
8.- El Atlético ganó con justicia en el Bernabéu y se reencontró en parte con su identidad, al menos ante rivales que llevan el peso del partido con la pelota. Cuando es él el encargado de llevar la iniciativa tiene más problemas. Ganando 0-1, Simeone metió a Kranevitter por Augusto para fortalecer el mediocampo y darle al equipo más capacidad para tener la pelota. Más tarde entró Correa para correr los metros que ya no podía abarcar Torres a esas alturas de partido.
y 9.- El Madrid ha perdido las virtudes que adornaron los inicios de Zidane en casa. Ya no elabora con fluidez desde atrás y no gobierna los partidos a través de la pelota. Mantiene sus problemas defensivos, le hacen mucho daño las transiciones y acusa lesiones y momentos de forma bajísimos de jugadores muy importantes. El panorama no augura nada bueno. Solo tiene opciones reales de ganar un título, la Champions League, pero con el nivel de juego actual, pensar en alcanzar las rondas finales parece una quimera.
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