El Athletic logró el pase para los cuartos de final de la Copa gracias a un único gol de Iñaki Williams en un partido malo y trabado en el que el Villarreal nunca dio sensación de querer remontar. Los de Marcelino apenas tuvieron ocasiones y no dominaron el balón a pesar de tener la clasificación a 'sólo' dos goles. La Copa gana un candidato y la Liga otro.
Qué partido más feo. Con lo bonito que puede ser un Villarreal-Athletic, jugándose un puesto en los cuartos de Copa, con dos equipos entretenidos de ver y después de una ida con cinco goles... En fin, hay cosas que se proyectan bonitas y que luego salen torcidas. Uno se imagina a esa pareja en la que uno de sus miembros le dice al otro: "Hoy no salimos cariño, vamos a ver el partido que va a estar precioso". Mucho amor tiene que haber ahí para que no caiga una bronca después del partido.
Bueno, al partido. Que lo ganó Iñaki Williams solito, el único que tuvo ganas de ganarlo.Empezó la cosa con presión alta por parte de los dos equipos. Un espejismo. Las largas piernas de La Pantera eran las únicas que iban al galope. Y de ellas tenía que salir el gol. Laporte se arrancó con un pase al hueco de arquitecto y la joya de Lezama definió ante Barbosa con la calidad y la calma de un veterano.
El Villarreal tampoco es que reaccionara al castigo con embestidas. El Athletic le ahogó en una presión en la que actuó como una manada ante un grupo de presas. Las observaba hasta que una se quedaba indefensa y entonces aparecían cuatro leones dispuestos a morder y robar. Nunca dio la impresión de que a los de Marcelino les fuera la vida por pasar a cuartos.
En la segunda parte todo se afeó y se abroncó. Demasiadas patadas y gestos feos, demasiada tensión mal gestionada y casi nada de fútbol. Bailly pisó en el suelo a Aduriz y la amarilla se la llevó el rojiblanco. El amarillo se la llevó al poco, cuando en un salto remató al delantero con un rodillazo en la espalda. Un Bailly que, por cierto, jugó desde el minuto 43 con el hombro fuera de su sitio. ¿Hasta qué punto llega la responsabilidad de un entrenador o un árbitro en la salud de un futbolista? ¿Por qué nadie le obligó a salir del campo? ¿A nadie le dolía verle con el brazo descolgado en cada acción?
Una lástima todo. Nos quedamos sin partidazo, sin emoción y encima vimos cosas que es mejor borrar de la memoria. El Athletic sigue adelante en su competición favorita y se convierte de forma automática en un candidato a jugar la final. Y si la Copa gana un favorito, la Liga gana otro. Al menos la cuarta plaza, esa que ahora abraza el Villarreal como un niño pequeño su juguete favorito. Si la distracción de la Copa gana enteros como equipo Champions para la próxima temporada.
Un gol de Williams permitió al Athletic certificar su presencia en cuartos de final de Copa frente a un Villarreal al que no le quedó más remedio que resignarse ante la pérdida de una eliminatoria en la que llegó a disponer de un 0-2 favorable en San Mamés. Los leones, a modo y manera de lo sucedido en la ida, también acabaron ganando este segundo envite. Envite que Marcelino volvió a afrontar con un once plagado de suplentes y Valverde, todo lo contrario.
Los amarillos apenas tuvieron opciones ante la portería del prácticamente inédito Iago Herrerín. Barbosa tampoco tuvo excesivo trabajo, pero alguna de sus intervenciones impidió que los visitantes sentenciaran la eliminatoria antes y de manera más contundente. El espectáculo, en cualquier caso, brilló por su ausencia.
Mención aparte merece el lamentable arbitraje de Velasco Carballo. El colegiado madrileño permitió acciones que nunca se deben permitir sobre un terreno de juego. El choque, pese a todo, no acabó yéndosele de las manos, aunque a punto estuvo.
Marcelino, como en Bilbao, volvió a realizar diez cambios respecto al último once que presentó en Liga. Musacchio, titular ante el Sporting el pasado fin de semana, fue curiosamente el único nuevo en la alineación del Villarreal tomando como referencia el choque de ida disputado el día de Reyes en San Mamés. Bruno, por cierto, se acabó cayendo de la convocatoria.
Valverde también introdujo variaciones respecto al primer duelo ante los amarillos. Balenziaga, Eraso y Aduriz entraron en sustitución de Lekue, Muniain y el lesionado Raúl García, respectivamente. La sorpresa en el Athletic vino determinada por la suplencia de San José en favor de Iturraspe.
Los leones, conscientes de lo que estaba en juego, se mostraron muy serios desde el pitido inicial. Williams, Iturraspe y Aduriz fueron los primeros en probar suerte de cara a puerta. Fruto del buen trabajo visitante acabó llegando el gol. Gran pase de Laporte al hueco y excelente definición de Williams ante Barbosa. Los rojiblancos aumentaban así su ventaja inicial en este cruce de octavos de final.
El Villarreal, pese a intentarlo en todo momento, no acabó de encontrar vías de acceso hacia la portería defendida otra vez por Iago Herrerín, Su primer remate entre los tres palos llegó a escasos segundos de la primera media hora de partido. El portero visitante atajó sin problemas el tiro de Samu Castillejo.
La dinámica del encuentro apenas varió en el arranque del segundo tiempo, aunque Velasco Carballo empezó a adquirir un protagonismo que no le correspondía desde el principio. El árbitro dejó licencia para pegar a Rukavina y Bailly, duro tanto para enfrentarse a los rivales como para soportar todo el choque con un brazo prácticamente colgando, y solo se ensañó con Aduriz para amonestarle y dejarle claro con gestos visibles que a la próxima rencilla le iba a expulsar. El encuentro estuvo a punto de írsele de las manos.
En lo que al fútbol propiamente dicho se refiere, el Villarreal siguió intentándolo ante un Athletic bien puesto atrás y cada vez más decidido a desdoblarse en ataque. Marcelino, con todo perdido, fue buscando revulsivos en el banquillo.
Soldado fue el primero en entrar, pero por lesión de Samu. Luego le llegó Bóveda como hombres de refresco, tuvieron buenas ocasiones para sentenciar. Los amarillos tan solo una en frma de disparo desviado de Pina. Los bilbaínos sigue adelante.
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