Tras una primera mitad en la que la presión alemana dio resultados, el Barça cansó a su rival para matarle en la recta final
El planteamiento futbolístico de los dos equipos anticipaba un partido vibrante. El inicio del choque se encargó de darle la razón a las revisiones. El Bayer Leverkusen planteaba una presión muy adelantada, con momentos en los que la práctica totalidad de sus jugadores de campo pisaban la mitad del terreno de juego del rival.
A pesar de que los barceloneses llegaron en dos ocasiones al área rival, con opciones de marcar para Rakitic y Sandro, esta propuesta consiguió pronto ahogar la salida de balón culé e hizo que la mayoritaria posesión del balón azulgrana fuera totalmente infructuosa. Los alemanes, sin embargo, necesitaban poco el cuero para generar peligro. Sus recuperaciones en posiciones complicadas para la zaga de Luis Enrique empezaron a servir al Bayer para plantarse en el área de Ter Stegen a buscarle las cosquillas al guardameta alemán.
Así, Kramer dispuso de dos ocasiones clarísimas que no se convirtieron en gol por unos centímetros, en primer lugar, y por un gran bloqueo de Piqué después. No tuvo tanta suerte el equipo local en el minuto 21. Calhanoglu ponía un córner cerradísimo desde la izquierda y Papadopoulos se elevaba en el área pequeña, demasiado libre de marca, para batir de cabeza a un Ter Stegen que salió dubitativo. Así se lo reclamó Luis Suárez, si bien era cierto que el jugador griego había tenido todo a su favor para rematar de la forma más cómoda.
Tras el gol, el balón siguió siendo local, pero la presión adelantada del Bayer Leverkusen seguía haciendo que los de Luis Enrique tuvieran que sudar sangre para llegar con opciones a las inmediaciones del área defendida por Leno, siempre seguro cuando tuvo que intervenir. De tanto en tanto, los alemanes volvían a recuperar el balón y a generar peligro con transiciones rápidas, como en una fantástica acción de Bellarabi que superó con un gran regate a Piqué antes de que Ter Stegen, bien colocado, detuviera el envío a bocajarro del germanomarroquí.
A medida que el primer acto fue acercándose a su final, el Barcelona consiguió que sus combinaciones encontraran mejores resultados, con un Neymar que se ofrecía para subir el balón. El último pase, en cualquier caso, seguía sin llegar. Una doble ocasión protagonizada por el brasileño y Sandro que se encontró con un palo seguido de un buen bloqueo de la defensa alemana fue casi lo único que pudo llevarse la afición del Camp Nou a la boca antes del descanso.
Tras la reanudación, ambos equipos salieron con intensidad, buscando incomodar el control del balón rival. Pero, respecto a la primera parte, al Bayer Leverkusen le costaba más llegar al área de Ter Stegen mientras que el juego culé sí que conseguía mezclar, gracias a un Iniesta más inspirado, capaz de filtrar balones entre las líneas defensivas locales.
Así, cuando Iniesta tuvo que retirarse lesionado, parecía que la mala suerte volvía a cebarse con el equipo culé. Pero el Barcelona siguió intentándolo, con un juego menos detallista, que se iba a aprovechando de un rival cada vez más desgastado por su exigente juego de presión.
Así, en el minuto 79, Jordi Alba ponía un balón al corazón del área, donde Munir disparaba centrado y raso, pero con la suficiente potencia como para que Leno no pudiese hacerse con seguridad con el balón. El rechace le caía a Sergi Roberto que, metiéndose en el área pequeña, empujaba con su propia trayectoria el balón a la red.
Cuando apenas había sacado de centro el Bayer Leverkusen, llegaría el segundo gol local. Esta vez Munir estuvo acertado en una acción desde la derecha del área, sirviendo el balón hacia atrás, donde esperaba Luis Suárez para sacarse un sobresaliente golpeo a la escuadra derecha de la portería de un Leno que nada pudo hacer para evitar el 2-1. Tras el tanto, el Bayer Leverkusen quedó completamente noqueado, fruto de ver cómo un partido que había tenido en sus manos se le había escapado en apenas un par de minutos.
Nenhum comentário:
Postar um comentário