Un solitario gol del jugador más en forma de los rojiblancos fue suficiente para que su equipo doblegara a unos azulones que fueron mejores en la segunda mitad. Tensión final qu...
Con la resaca de la eliminación copera llegaba el Athletic a un Coliseum inexpugnable dónde tan sólo había podido ganar el Barça de los últimos diez visitantes. El Getafe llegaba más descansado después de no haber jugado entre semana pero esto no se notó en los primeros minutos de juego.
Los ‘leones’, en dinámica ascendente después de morir con las botas puestas en el torneo del K.O, salieron con la intención de marcar las diferencias. En el campo lo hacían pero no en el marcador debido principalmente a Guaita. El portero getafense volvió a demostrar su repertorio de reflejos con una parada que dejó a Sabin Merino con las manos en la cabeza cuándo ya se relamía.
El encuentro perdía ritmo por momentos y volvió a aparecer el actor secundario Iñaki Williams para romperlo. El ‘cachorro’ de Lezama está de dulce y en la primera que tuvo, tras un excelente pase de Balenziaga desde línea de fondo, consiguió batir al guardameta azulón con un certero cabezazo.
La reacción del equipo que iba por debajo en el luminoso no llegó, todo lo contrario. Aduriz dispuso de una oportunidad clarísima para ampliar la ventaja pero falló una de esas que no suele fallar después de una falta de entendimiento entre Velázquez y Moi Gómez que le había dejado completamente sólo en el área pequeña.
Los minutos pasaban y el guión seguía siendo el mismo. En los azulones lo intentaba Pedro León con la calidad que le es característica pero sus compañeros en ataque no le acompañaban en sus intenciones.
Y así en un visto y no visto llegaba el descanso cuándo mejor estaba el Getafe pero sin llegar a la meta de un Iraizoz que fue un mero espectador en estos primeros 45 minutos.
En la reanudación, el equipo getafense volvió a salir más dormido que su rival, lo que obligaba a Escribá a reaccionar con los cambios que tanto resultado le estaban dando esta temporada. Yoda entró al terreno de juego por un Lago mermado físicamente con lo que buscaba más profundidad por la izquierda.
Como si de una partida de ajedrez se tratara, Valverde contrarrestó éste retirando al goleador Iñaki Williams por un jugador más defensivo como Lekue.
Pero la sustitución que cambió la dinámica del encuentro fue la de Wanderson ya que Juan Rodríguez se marchó del campo dejando sólo a Lacen en el pivote defensivo azulón. Justo a renglón seguido Scepovic disfrutó de una ocasión inmejorable para poner las tablas en el marcador pero Iraizoz le ganó la partida en el mano a mano ante el lamento del serbio.
Esta oportunidad, lejos de afectar anímicamente al conjunto azulón, encendió al equipo y a la afición, convirtiéndose ese tramo de partido en un auténtico monólogo getafense ante un Athletic que tan sólo podía echar balones fuera.
Fue entonces cuándo el míster local decidió dar el todo por el todo introduciendo a un segundo punta que acompañara a Scepovic arriba, éste no era otro que Álvaro Vázquez. Su homólogo en el banquillo contrario reaccionó poniendo otro central más, dando entrada a Laporte por un fallón Sabin Merino.
Los planteamientos estaban claros en esta recta final y el conjunto rojiblanco empezaba a pagar el cansancio acumulado de esta semana dura pero el Getafe no tenía ideas en los últimos metros.
Sin embargo el propio Álvaro Vázquez tuvo la última ya en las postrimerías del partido con una de esas ocasiones que va a ser difícil olvidar tras su fallo y posterior golpe contra el palo.
Después de ésta la tensión volvió a aparecer y Cala se marchó a los vestuarios expulsado después de un manotazo sobre Gurpegui que el asistente de Estrada Fernández vio para que el Coliseum le despidiera con una sonora pitada.
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